Crónica del partido
El árbitro ya nos esperaba en el centro del campo de batalla. Nuestros soldados: sólo contaban 10. El DT, Lunita, en un arrebato de lucidez y valentía, en una actitud propia de alguien con muchos cojones dijo: "YO JUEGO". La Tierra tembló.
Gracias a la irresponsabilidad de nuestros compañeros, pudimos presenciar el gran regreso de la magia a la que nos tenía mal acostumbrados Lunita. Poco despliegue, pero pases precisos, toques exquisitos, pasitos cortos pero seguros, marcaron un momento histórico en la historia de nuestro club: en su primer partido, tuvo que jugar el DT porque no completábamos. Y fue figura, durante todo el primer tiempo. Se retiró, ovacionado, al comenzar el segundo tiempo. Le dejó la camiseta, casi sin transpirar, a la nueva incorporación, el Santi, quién sí la transpiró, pero sólo eso hizo. La magia ya se había retirado del campo de juego.
En medio de la historia de Luna, un gol de rebote de nuestro nueve suplente, el Nico.
El segundo tiempo se puso picante: tres amarillas (Monky, Nico y Bachi) y cuando faltaban veinte para irnos a casa con un triunfo en el bolsillo, mano feroz de Bachi en el área: penal para los rivales. "La tira afuera", balbuceó el agreta Nieto.
Penal mal pateado, y el jugador inesperado, directamente incorporado desde Tucumán al Arco, atajó el penal. Mono se encargó de que en el rebote la pelota fuera a para a la cancha del Lobo. Furor en el equipo.
Salimos a ganar, nunca bajamos los brazos, buscamos el gol como si fiera la final del mundo, y llegó. Peinadita de Nico y Clemente la vió pasar. El Nueve suplente, a esta altura, ya no era suplente.
El árbitro ya nos esperaba en el centro del campo de batalla. Nuestros soldados: sólo contaban 10. El DT, Lunita, en un arrebato de lucidez y valentía, en una actitud propia de alguien con muchos cojones dijo: "YO JUEGO". La Tierra tembló.
Gracias a la irresponsabilidad de nuestros compañeros, pudimos presenciar el gran regreso de la magia a la que nos tenía mal acostumbrados Lunita. Poco despliegue, pero pases precisos, toques exquisitos, pasitos cortos pero seguros, marcaron un momento histórico en la historia de nuestro club: en su primer partido, tuvo que jugar el DT porque no completábamos. Y fue figura, durante todo el primer tiempo. Se retiró, ovacionado, al comenzar el segundo tiempo. Le dejó la camiseta, casi sin transpirar, a la nueva incorporación, el Santi, quién sí la transpiró, pero sólo eso hizo. La magia ya se había retirado del campo de juego.
En medio de la historia de Luna, un gol de rebote de nuestro nueve suplente, el Nico.
El segundo tiempo se puso picante: tres amarillas (Monky, Nico y Bachi) y cuando faltaban veinte para irnos a casa con un triunfo en el bolsillo, mano feroz de Bachi en el área: penal para los rivales. "La tira afuera", balbuceó el agreta Nieto.
Penal mal pateado, y el jugador inesperado, directamente incorporado desde Tucumán al Arco, atajó el penal. Mono se encargó de que en el rebote la pelota fuera a para a la cancha del Lobo. Furor en el equipo.
Salimos a ganar, nunca bajamos los brazos, buscamos el gol como si fiera la final del mundo, y llegó. Peinadita de Nico y Clemente la vió pasar. El Nueve suplente, a esta altura, ya no era suplente.
Minutos mas tarde, velocísimo desborde entre dos defensores del gran Sapito, definió cruzado, casi sin ángulo, la pelota era inatajable. Justo en ese momento el arquero se acordó que tenía manos: dió rebote hacia el medio del área. Nuestro nueve, perpicaz como corrsponde, se encargó de clavarla abajo en un palo. Golazo. "Fué tuyo ese, Sapo", se escuchó. "Fue nuestro, muchachos", pensé para mis adentros. 3 a 0. Abrazo, grito, pasión.
Después, gaseosita y la casa, pensando en el próximo partido.
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