¡Volveremos!
La situación era así: a los rivales les faltaba jugar dos partidos, uno con nosotros, otro con el segundo del grupo. Nosotros los aventajábamos por dos puntos (se suma de a dos, como en los años mozos). Si nosotros, aunque sea, empatábamos con Cerveceros, pasábamos a cuartos de final. Si perdíamos, había que esperar que jugara, a doble turno (sin descansar), con la Repandilla (que a nosotros nos clavó cinco). En ese caso, jugábamos un partido desempate. ¡Todo a favor, papá!
La previa no podría haber sido mejor: viernes cumple de Tapita (el nueve con mucha leche que iba por la titularidad) y el sábado, noche retro en Bankat: Tambó-Tambó y Santa Marta (que nos llenó de besos, estaba enamorada de los Burritos), como en aquellos viejos tiempos. ¡Heejey! Alusinante fin de semana. Domingo, día del padre, descanso jugando al Family. Lunes a la mañanita: clasificación. Todo planeado tenían los pibes.
El lunes amaneció lluvioso, y entre las llamadas para saber si se suspendía, fuimos a la cancha. No había nadie, ni rivales ni organizadores. Llegaron los organizadores, nunca los "pibes" de Cerveceros. "Si seguimos con esta racha, salimos campeones sin despeinarnos", pensábamos, porque nunca se presentan los rivales. Pero de repronto, desde un Fiat Palio, cual Renoleta de Circo, se bajaron doce monos: había equipo.
En la espera, hicimos una asamblea: exoneramos a Solanito de toda responsabilidad en el gol que se comió ante Dos Lukas (perdimos por uno, para los que no se acuerdan). También se debatieron las internas del club: a menos de dos meses de su fundación, ya hay internas picantes: "Bachi es como Cobos, quiere serrucharme el piso"- dijo el "Presi" Nieto, presentando a Tapia como futuro vice. "No hacés nada, mi fórmula, con Sapo de vice y Pipo de manager es infalibe". Bachi, todo un demagogo. También se resolvió "desplazar" de su cargo al DT Lunita, por nunca pagar la birra prometida (además faltó los últimos tres partidos, pero eso es insignificante al lado de lo de la cervecita)
Como no llegaban ninguno de los dos nueves, improvisamos con el gringo "Bambam-sten" de la Mazza como nueve, de discreta actuación. Ahora son tres en disputa y se pone picante la titularidad de la nueve.
Al rato llegó Nico, pero ya tarde: comió banco. El sorteo de la monedita lo ganamos, y elegimos jugar el segundo tiempo hacia donde está la bajadita, como cábala. "Ya cumplí con lo mío, gané la monedita, ahora ustedes ganen el partido", sentenció el amargo Sapito, mientras le recomendaba al árbrito: "¿Hace frío, no?.Danos una manito y te vas a la casa, si estos pierden no se juega el otro partido, ya quedan descalificados". El canario redondito sólo rió.
La primera jugada de riesgo, obviamente fue de los rivales: un despeje en la línea, después de una salida errónea del arquero, nos salvó de milagro. La suerte no duró mucho: la jugada de siempre, pelotazo a las espaldas de nuestra defensa, delantero que hace la diagonal, mano a mano, gol. "Esta película ya la vimos mil veces", pensamos, cuando nos dirígíamos al centro del campo. Minutos más tarde, feroz penal al Monito, que lo bajan de atrás, pero el refe no cobró nada. Empezábamos a presionarlo.
Ma starde, el peor jugador que hemos visto en la tierra, un tipo al que el Enano Ale le pinta la cara, se le escapa a Sapo por la derecha. Sobre la línea mete un centro increíble hasta para él mismo, y el Siete, un tipo al que vamos a recordar por mucho tiempo, entro sólo por el segundo palo. Volvería a entrar sólo, acompañado, gambeteando, como se le cantara por la izquierda durante toda la mañana. "Al siete me lo como", dijo la noche anterior nuestro marcador de punta. Parecía el Coyote intentando agarrar al Correcaminos. ¡Beep! ¡beep! y Gol. dos a cero.
Minutos mas tarde, Ariel "Bambam-sten" probaría suerte desde treinta y cinco metros. Menos mal que no fue al casino, porque la suerte no estaba con él. A treinta y cinco metros del arco fue a para la pelota. Igualmente fue muy aplaudido, fue nuestro único intento durante todo el primer tiempo.
Cabizbajos nos fuimos al entretiempo. "Vamos que lo damos vuelta, el dos a cero es el resultado más duro", baticinó Nico "el Nueve bis" Fernández, que calentaba como hace dos partidos.
El segundo tiempo, jugamos un poco mejor. Metimos más (tres cambios): la Pulga Dani por el Pela, Nico por Bambam-sten y el jugador sorpresa de cada fecha, esta vez fue Teo, un amigo del barrio de Pipo, que lo remplazó durante la segunda mitad. (Buena incorporación ese Teo, juega bien y hace chistes, encima ya nos conocía por el Blog y a pesar de todo, aceptó ser un Burrito durante el próximo torneo)
Entre puteadas y culpas mutuas: "la defensa no saca una", "el mediocampo no mete la patita, deja tirar todos los pelotazos" "¿Qué querés que hagamos?, ¡los delanteros tan pintados!", etc. etc., desde el fondo a la derecha se gestó el escatológico descuento: "un gol en doble orsay", según lo confesaría el propio autor en vestuarios. Monky adelantado desborda por la derecha, enfrenta al arquero, le hacen penal pero la tira al medio, Dani solito, sobre la línea convierte un golazo en orsay. La ilusión nos invadía el corazón.
Empezamos a meter el doble, de putearnos entre nosotros pasamos a putear a los rivales, y con mucho huevo, ocurrió el milagro: otra vez desde el fondo a la derecha, de alguna manera extraña, la pelota quedó en los pies de Javiyú que, mano a mano, definión de cañito. Parecía que el defensor la sacaba, pero la pelota terminó en el fondo de la red: locura total. El Burro, después de dos derrotas consecutivas, lograba el empate de la clasificación.
Metimos y corrimos el doble del doble, mientras Nico "el Loro" Fernandez no dejaba de chillar, en sonido Dolby 5.1: "¡metan fuerte che!, ¡metan fuerte che! ¡refe falta!, ¡refe falta! ¡sacala del fondo!, ¡sacala del fondo! ¡Tocala monito!, ¡tocala monito! ¡Correla Javy!, ¡Correla Javy! ¡Peleala Sapo!, ¡Peleala Sapo! ¡..!¡..! (ad infinitum)". Lamentablemente, no encontrábamos el botón de MUTE.
por enésima vez, ¡Beep! ¡Beep! por la derecha, y con los botines marca Acme de Bachi lejos de la jugada, vino el ful de Dani, y un tiro libre desde el costado para el 10 de Cerveceros (había clavado un gol de tiro libre en el partido anterior y otro pasó cerquita del palo durante este segundo tiempo). Tiró centro, la pelota se cerró, Solano calculó como Tapita rindiendo un exámen de matemática algoritmica y se coló por arriba. A minutos del final, cuando ya podíamos oler la clasificación con nuestras propias narices, el viento del triunfo nos sopló a contramano.
Última pelota del torneo a favor de Burritos. Todos en el área, con el corazón en la boca y la esperanza en el botín. Tiro libre en los pies de Sapito (¿porqué?¡Porqué!) y nunca, nunca, una persona con huevos puede patear así: flojito, a rastrón, por el suelo, apenas pasó la línea de la barrera. Se desató la contra del rival. Ya no importaba nada, malogramos la última bola. Imperdonable. Sapito: seguí jugango al Goal en el family, en eso los ñoños son buenos.
Silbatazo final, silencio, desolasión.
"¿El gol fue un córner corto, no?¿qué partido viste Sapito?"- declaraba Bachi al final del partido. Estaba tan mareado después de intentar tantas veces parar al siete, que no sabía que estaba jugando futbol, no hockey. Pero lo importante es que perdimos el partido sobre la hora, después de lograr un milagroso empate, por un fallo de nuestro arquerito Solano, surguido de la cantina... dijo, de la cantera de Burritos. El pibe retrata nuestra esencia. Igual le hicimos el aguante, todavía teníamos posibilidades.
Terminó el partido y nos quedamos todos a ver la Repandilla versus Cerveceros. Mientras nos aflojábamos los botines, llegó Tapia: ¿no se jugaba a las doce? El nueve se ganó un cómodo lugar en el banco durante el próximo torneo.
Comenzaba el partido de quienes nos golearon (la Repandilla) contra los que nos acaban de ganar y necesitabamos que perdieran para clasificar (Cerveceros), y la Repandilla no completaba. Como Tapia se quedaba con las ganas de jugar, le dijimos, "aprovechá y entrá" "pero para Cerveceros, ¿no?"-acotaron los muchachos. Durante el apasionante encuentro de nuestra querida Repandilla, nos tomamos la derrota con soda: hicimos la baquita, pero no alcanzó para la Coca.
Sentaditos en el banco, empezamos con la hinchada: "Desde chiquito soy Repandilla, desde chiquito te vengo a ver, ponga huevos mi Repandilla, que Cerveceros, tienen que perder". "Eso meta, meta," "Patealo al siete ese", "El diez se la come" y demás arengas intentaban convertirse en el jugador número diez de la Repandilla (le faltaban dos).De repente: otro milagro a favor de Burritos: gol de la Repandilla. ¡Golazo! Lo gritamos todos, más que a nuestro empate, y hasta hicimos la ola desde el banco (Pipo hizo de Buzo, ingeniosa treta). El humor de Burritos era el de un campeón. "Cualquier cosa, juguemos el sábado a la tarde", pensábamos.
Otra a favor: llega tarde un jugador de la Repandilla, muy aplaudido por la hinchada local "meta papá, cambiate rápido, que ganamos por unito nomás", le gritamos desde el banco. Pero Cerveceros demostró porqué nos ganó: era un equipo en serio, de grandes figuras, mucho despliege, tácticamente impecable, (sólo un poco más que nosotros) y le dió vuelta el resultado a la Repandilla.
De a poco nos fuimos yendo a la casa, y los últimos nos retiramos con el partido cuatro a dos para Cerveceros. Final fatídico: Burritos eliminado.
Con el ánimo por el piso nos fuimos a despedir de los organizadores reclamando nuestro merecido premio "Miss Simpatía", por el humor aportado al torneo, y de pasada les preguntamos, como típicos perdedores que nunca se cansan de fracasar: ¿cuándo es el próximo torneo?. "Dentro de quince días, confirmen y listo". La sonrisa de la esperanza volvió a pintar nuestras almas del color rosa de nuestra gloriosa institución: ¡cuántas derrotas nos quedarán por afrontar! ¡A cuántos rivales derribaremos a punto de entrar a nuestra área! ¡Cuántas pifias y errores más nos esperan! Es que vale más perder entre amigos, que ganar con desconocidos. Aunque nos carguemos, nos putiemos, nos echemos la culpa unos a los otros, sabemos que todo eso queda en la cancha, y lo que nos llevamos es el gustito de saber que estamos siempre, y para cosas más grandes. Sabemos que el Burro no gana por bueno, sino por insistente. Cayéndose es como uno aprende a levantarse, y hay que alentar al Burro cuando menos se lo merezca: es cuando más lo necesita.
¡Vamos otra vez a perseguir las grises huellas de nuestras sombras hasta la victoria, siempre! ¡VOLVEREMOS!
Última crónica del Torneo debut de Burritos, Club Social y Deportivo.
21 de Junio de 2010.
Cambio y fuera.
Fe de erratas: Los goles del Burrito fueron al revés: primero el de Javiyú, después llegó el empate de Dani (Monky asegura no haber estado en ofside y la jugada llegó hilvanada entre los botines del 10 y Nico. Monky buscó el arco, la pelota de pedo le cayó a Dani) Lo que nunca existió fue el corner corto del último gol rival, aunque Bachi insista. Teo se llama Tebo, promete ser figura e el próximo torneo.
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